31 ene 2011

Te ví

Me acuerdo, era 1986 o 1987, en un camarín de canal 13 donde me encontraba por cuestiones que no vienen al caso. Fue esa tarde que la pisé. Yo tenía 7 u 8 años y me habían llevado a Badía & Compañía. Alguien allegado a mi familia, con quien mi viejo trabajaba por aquel entonces, iba a salir al aire en un bloque del programa, después de un playback de Soda Stereo y antes del Profesor Lambetain. Recuerdo bastante esos camarines, los pasillos del canal y esas puertas enormes, pesadas, que aislan del ruido a cada estudio. 

Yo estaba un poco ansioso y un poco aburrido. Asorado, también, con algunos objetos del lugar. Me acuerdo de ver un teléfono gigante, que usaba Lambetain en sus sketches. Soda Stereo estaba haciendo su número en el estudio, tal vez un tiempo después eso me hubiera despertado algo más de curiosidad, pero faltaban unos cuatro o cinco años para que yo conociera el rock, y la verdad que ver a toda esa gente frenética estirando los brazos, cantando, buscando tocar con la punta de sus dedos a esos sujetos de raros peinados nuevos, no era mucho de mi simpatía. En realidad, tampoco lo es al día de hoy. 

La pisé, como decía, y mi viejo me dijo, Saludala a la señora, no sabés quién es? La miré, era una mujer algo mayor, con bastón y un dedo gordo, que seguramente ahora le dolía, asomando por la punta del zapato. Mentiría si dijera que era el izquierdo o el derecho. Eso ya no lo sé. La hubiera saludado más efusivamente, me hubiese gustado charlar un rato de algo. Pero claro, fueron la magia de sus canciones, los mundos imaginarios que se anidaban en mi cabeza y en mis juegos de infancia, fue su gesto de dolor, su mano en mi cabeza en un gesto de, No te preocupes, nene, estoy bien, fue todo eso y mi corta edad, lo que en ese momento me paralizó.

A María Elena Walsh.
(1 de febrero de 1930 – 10 de enero de 2011)

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